La prevención del suicidio comienza con hablar del tema sin tabúes, reconocer las señales de alerta (como aislamiento, desesperanza, cambios bruscos de comportamiento) y ofrecer un acompañamiento cercano y empático. Recordemos que pedir ayuda no es señal de debilidad, sino de valentía, y que siempre existen alternativas y apoyos profesionales, familiares y comunitarios que pueden salvar vidas.



 
	 
	 
	